no dude desfajar lágrimas de mis parpados,
al fin de cuentas la oscuridad era complice,
la soledad compañera,
y el silencio jugaba como banda sonora
a mi puesta en escena.
Las lágrimas me acariciaron,
tratando de consolarme y lograron desahogarme.
Un ¿porque? las hormonas no me perturvaban,
la edad no me traicionaba,
ni el terreno me incomodaba.
Eran esas a sabor de perdición,
esas que aseguraban un final trágico,
una prueba de algo más amargo,
un solo rasguño hiriente.
La calma interviene,
la fe me sostiene,
con los ojos cerrados
le rece a alguien a mi lado,
y cobre fuerzas,
apague las velas,
y partí.
Carpe Diem
Comentarios
tu blog es muy hermoso
saludos desde mi castillo...
Besos.
Excelente trabajo.
Saludos.
Bello poema!!
Las lagrimas siempre desahogan y la fe en nosotros, sabe cuando apagar las velas y partir
Me encanta el nombre de tu blog!!!
Te enlazo!!
Besosssssss
Saludos y un abrazo.